No fue un día tranquilo. Fue un día normal. Casi un resumen de mi último año…
Despertar angustiada, presionada por el despertador, resistiéndome y pausándolo quince minutos más.
¡Café! ¡Corre o llegas tarde!. Comienza la rutina.
A empatizar con alguien que está viviendo un duelo. Melancolía. Día productivo. Comer con una nueva ilusión. Ver a los ojos a quien te hace dejar de pensar y vivir ahí en su mirada, por momentos. Armonizar con su voz y reconocer la calma.
–Me ha ido bien, tranquilo. Escuché. Y eso me llega en algún lugar dentro de mí que provoca sensaciones que no sé describir. Escuchar el bien y tranquilo juntos en alguien me dice mucho, me provoca mucho. Esa es la gente que me atrae últimamente. Eso es lo que escucho últimamente. Llamas lo que tienes, o lo que deseas. ¿Lo sabías?.
Luego les hablaré del desapegado que conocí. Es muy interesante.
Tuve varias tentaciones entre mi yo pasado y mi yo presente. Desafíos.
Quiero apoyar a la persona que está viviendo su duelo. Pensaba en apoyarla de cierta forma y me cuestionaba si era apoyo o era intromisión. ¿Qué tanto ayudas y qué tanto te entrometes? Me cuestioné por un rato.
Hoy fue cumpleaños de As. Expresé mis sentimientos de enojo fundamentados para mi. ¿Hay diferencia entre decir lo que piensas y lo que sientes como cualquier día normal, o hay que honrar el cumpleaños y ese día callar?. ¡Cómo ha pasado el tiempo y cómo han pasado cosas! Ésta vez yo no estuve ahí. Ya no tengo porqué. Está bien, Es válido. Es bueno.
Recordar que ya puedo seguir. Que ahí aprendí lo justo y necesario. Que ofrecí lo que debía, y fue como tenía que ser. Que ahora es otro momento. Que lo se y que no debo caer en mi yo pasada a enraizarme en reproches. Ahí estaba otra disyuntiva, entre vivir la angustia, el enojo, el coraje, rabiar, o aceptar. No es tu culpa, hermosa, no tiene que ver contigo. Ya no debes nada ahí. -Me dije a mí misma... Todo está bien. Tú estas bien.
Los ciclos son así; mientras lo comprendamos por momentos, es sabio. Personas se van, personas se quedan, personas llegan. Es todo. Aprende. Suelta.
Me sorprendieron con dos regalos hoy. Afecto en envoltura. Y es agradable. Fueron dos de mis personas favoritas. Me alegran el alma.
Tuve una charla emotiva con una tía y mi mamá. Hablamos como tres adultas. Tres generaciones, tres vidas, tres experiencias, tres mundos. Pero al final; tres mujeres.
Los temas: Las relaciones, las emociones, los traumas, el rencor, el perdón, el cambio de roles, la empatía, el aprendizaje, la sanación, las herencias.
Hablábamos sobre cómo se forma nuestra personalidad en la infancia; yo les mencionaba genética y ambiente. Los que traemos de herencia genética y lo que aprendemos en nuestro entorno como valores, creencias, experiencias afectivas, apegos y un montón de cosas más.
Es difícil en ese momento saber quiénes somos. Nos vamos formando como nos hacen.
Con los años algunos vamos siendo conscientes de eso y aprendemos a reeducarnos. Digo algunos porque en verdad pienso que no todos, aunque a mi misma me provocó una risita, algunos considero que no llegan nunca a ese momento de consciencia o a ese periodo donde piensan y analizan de dónde sacaron todo eso de su personalidad y simplemente vivieron así y mueren así. Jamas se dan o se dieron cuenta.
Habemos quienes nos cuestionamos. Quienes a partir de incomodidades, sufrimientos, penas, o asuntos de esa índole buscamos el meollo del asunto y decimos ¡Basta! ¿Ésto de dónde salió? ¿Por qué soy así? ¡No me gusta ser así!
Y ahí comienza todo. Cuestionándote. Analizas, te respondes desde el fondo de ti mismo. Descubres lo que sí es y lo que sólo aprendiste por el entorno, lo que quieres y puedes modificar para sentirte mejor y ser lo más cercano a la persona que quieres ser.
Experimentas muchas cosas. Y poco a poco vas logrando una versión que vas amando de ti mismo, si así lo deseas. Vas reluciendo lo que en verdad eres, conociéndote, siendo honesto contigo y formándote. Buscando tu propia personalidad.
Yo también tengo herencias que rechazo. Pero puedo vivir rechazando, mientras no aprenda, la herencia me dominará. Hija de padres divorciados. Papá “malo”, mamá “víctima”. Así es, va entre comillas porque depende de quién coloque la etiqueta es lo que es. Y así era para mí.
Después de ochocientas relaciones fallidas. Quien sabe cuántas experiencias de infidelidad. Un montón de dramones de celos y berrinches. Escándalos. LLantos. Uno que otro grito. Sufrir, llorar, sufrir, llorar. Culpas por doquier. Cargas emocionales. Pendientes emocionales regados. Y repeticiones sin fin de lo mismo. Distintos monos, finales similares. Finalmente lo ves. Ahí está una herencia.
A veces no son ellos. No son las personas. Ni siquiera eres tú. A veces sólo somos instrumentos de la vida para aprendizajes de todos. Y no se trata de ti, ni de mí. A veces sólo estamos aquí para vernos en otros y para que ellos aprendan de nosotros. A veces sólo somos espejos.
Nunca quise una pareja infiel. Ví llorar a mi mamá por una infidelidad. Odio los infieles. No sé por qué me tocan así. Hasta los buenos son infieles. -Decía yo.
Pero, muy en el fondo quizá alguien debía pagar la deuda que dejó otra persona, quizá. Y quizá también la deuda no era mía, era de alguien más. Quizá el asunto tenía que ver con “el malo” y “la víctima” más que conmigo. Pero, fui yo quien lo asumí. Por cosas que sería muy complicado explicar aquí mismo, pero por muchas cosas que finalmente absorbí y que todos hacemos, en muchos aspectos. Porque todos tenemos herencias.
Ahora, pienso. ¿Por qué el malo? ¿Por qué la víctima? Todos somos malos y víctimas. Todos somos seres humanos. Todos somos uno. Conéctate. Empatiza. Aprendes y creces.
Papá, te amo. Eres un ser humano que se equivocó como todos, porque eso tenías que vivir. Mamá, eres un ser humano viviendo las experiencias que te corresponde, como todos. Te amo. Gracias por amarme siempre. No me deben nada. -Pienso ahora.
Decir que perdonas es una cosa. Sanar es algo distinto. Hay que ir muy profundo dentro de sí mismo para reconocer emociones y sentimientos, porque a veces no nos gustan.
Dá el beneficio de la duda y cuando te cuestiones sé honesto contigo mismo para responderte. Sólo así con honestidad podrás encontrarte. Un día, cuando estás listo, en serio te encuentras y ves que todo está dentro de ti.
Te encuentras en medio de las disyuntivas. Entre lo que aprendiste y haces repetidamente sin cuestionarte. Pero en un momento te detienes y logras tomar decisiones conscientes. Ves tu pasado y tu presente, y reconoces que el futuro puede ser mas favorable si en verdad aprendes. No es fácil. Pero si ésto te conmueve o te toca, pienso que es posible para tí. Si aquí hay simples palabras para tí, aún no es tu momento. Será después, o no.
Si encuentras tu herencia no la rechaces, abrázala, aprende, y cierra el ciclo. Así son las cosas. ¿Qué le hacemos? Si no aprendemos el asunto volverá de maneras inimaginables a tí hasta que pases de nivel. La vida tiene métodos originales y a veces los niveles suben de intensidad. No sufras. Un día te vas a encontrar.
Cerré el día sabiendo que no empezó como un día tranquilo, pero que así debió ser. Es una experiencia que me recordó asuntos y me desafió. Viví hoy. Me encontré conmigo hoy, y decidí cómo quería ir a dormir. Bien, tranquila.
Buena decisión !!
Que inspiracion amiga. Tal vez fue el vino que afloro ese ser profundo y hermoso que nos dejas ver a traves de tus sabias palabras amiga. Me encanto! Y concuerdo contigo, lo que eliges no aceptar se seguira manifestando. Cuando eliges no aprender la leccion, seguiras repitiendo la historia. Que siga fluyendo la inspiracion amiga, un abdrazo! Te quiero mucho:)
Maravilloso, te felicito Karen por tener tanta Estrella
Me encantó de mas esta parte:
Decir que perdonas es una cosa. Sanar es algo distinto. Hay que ir muy profundo dentro de sí mismo para reconocer emociones y sentimientos, porque a veces no nos gustan.
Adoro tu crecimiento.
Me da mucho gusto saber que estás sanando cómo tu lo dices herencias familiares, que nadie queremos esas herencias pero nos llegan tarde o temprano y cómo tu lo dices cuando estamos preparados nos llega la Sanacion siempre y cuando estemos dispuestos.