Cuando quise ser polvo de estrellas

«Sé humilde pues estas hecho de tierra. Sé noble pues estas hecho de estrellas»

Antiguo proverbio serbio

Mi mente se atiborraba de interrogantes. Me sobrepasaron.

¿Por qué me sentía desolada? ¿Cuál era el sentido de todo? ¿Para qué soy un ser humano? ¿Por qué no estoy sintiendo como sentía? ¿Por qué no siento culpa, remordimientos, tristeza, preocupación? ¿Por qué las cosas, actividades y personas que me gustaban ya no?

Un día desee dejar de sentir apego. Desee dejar de preocuparme por cosas que me comenzaron a parecer irrelevantes y banales. Desee comenzar a estar en un plano mas espiritual.

Dije: Quiero dejar de darle importancia a las cosas que me importan ahora. Quiero darle importancia a cosas distintas. A cosas que en verdad sean valiosas.

Te llegará lo que le pides al universo. Realmente es así. -Yo lo pensé. Empecé a estudiar personas. Me fui metiendo en lecturas, en series, en estudios. A observar personas que me parecía veían el mundo de la forma que yo quería verlo. Me parecía difícil, extraordinario y maravilloso.

Veía un personaje en una serie que encontré por ahí en una plataforma. Dicho personaje trataba con muchísima gente “diferente” de la mayoría. Le interesaban personas peculiares. Y sabía relacionarse con ellas para conocerlas y aprender. Lo hacía sin prejuicios. No se molestaba con las rupturas amorosas, las veía tan naturales. Los enojos por falta de dinero, por el acoso, por desamor, las carencias, los enojos en sí por cualquier cosa no le parecían la gran cosa. No se enojaba, de hecho. Sus molestias las manejaba de formas increíbles, en calma. Buscando la raíz, buscando manejar esa molestia y canalizándolo de forma pacífica. Con una percepción del ser humano muy inteligente. Con una conducta que parecía nada sobrepasarlo ni sacarlo de su equilibrio.

Pensé: Así. Eso quiero para mí.

Fui viéndolo todo y a todos con otros ojos. Cuando escuchaba problemas de otros, a mi no me parecían problemas. Me parecía algo a lo que no se le debía dar tanta atención.

Veía tan banal la necesidad de las personas de siempre querer más de todo; mas dinero, mas amor, mas posesiones. Mas y mas por todos lados. Comencé a verlo tan simple.

De pronto, lo que antes me preocupaba, lo que me inquietaba y me daba miedo o me provocaba incomodidad, fue convirtiéndose en asuntos simples. Dejaron de provocar sentimientos negativos.

Pero seguía cuestionándome cosas. Buscando información. Estudiando todo; libros, animales, incluso personas.

Y sí. Aprendí tantas cosas nuevas para mí. Nuevas formas. Nuevos asuntos. Igual seguían surgiendo nuevas interrogantes. Pero muchas, más cada vez. Abrumadoras.

Sucedió algo radical en muy poco tiempo conmigo. Eso también es peligroso.

Desde el interior comprendía las cosas de formas muy distintas al resto. Pero me cansaba escuchar mal aquí, mal allá. Dificultad aquí y en todos lados. Quejas y reniegos.

Se me dificultaba comprender a los demás entonces. Y eso me hizo hacerme preguntas nuevas.

Las personas que quiero, las muy cercanas, hacían cuestionamientos constantes al ver el cambio.

-¿Qué pasa contigo? ¿No te preocupa esto que te estoy diciendo de tu familia? ¿Entonces no te interesa tu familia? ¿No te incomoda éste asunto? ¿Te vale tener un problema? ¿No le das importancia a nada? ¿No piensas trabajar en eso? ¿Qué pasa contigo? ¿No sientes celos? ¿No me quieres? ¿No te enojaste por eso? ¿Entonces qué te enoja? ¿Segura que no hay problema? ¿Todo te vale? Entre muchas más.

Y yo, no sentía esas cosas. Pero de tantas preguntas, me entró la duda. Si la gente cercana repite eso y están sintiendo que no me importan por mi conducta nueva para ellos y porque no tengo las reacciones que acostumbraba. Me ven como soy ahora, y me repiten esas cosas, y hasta me dicen que algo debe andar mal conmigo. ¿Estoy en verdad mal? ¿Estoy convirtiéndome en un ser insensible? ¿Estoy perdiendo la empatía? ¿Y si me dañé? ¿Y si no estoy sana?

Un día en una charla me di cuenta de que mi pensar sobre la muerte cambió. No le temía a morir yo, ni a la muerte en sí de otras personas.

Comencé a ver la muerte como algo natural. Un paso natural del ser humano. Algo parte de ésta existencia que debe concluir. Pero que nuestro cuerpo es el que se detiene. Nuestra alma y espíritu no. Comencé a creer en que volveré a coincidir en otro momento, en otro cuerpo o en otro lugar con los demás. Con los importantes para mí, en otro tiempo, en otros espacios. Porque si somos energía pura, esa no se acaba, se transforma. ¿No? Entonces dejé de temerle.

¿Alguien piensa como yo? Bueno, ¿entonces si me estoy volviendo loca?

Ese día, empecé a ver todo sin sentido. Los sentidos o misiones me parecían banales. Los porqué de existir, de necesitar, de apegarse se perdieron. Mis preguntas me llevaron a un punto vacío.

Nada era como lo había organizado en el transcurso de mi vida. Nada era como lo había establecido. Mis formas de relacionarme con otros ya no eran válidas. No tenía lineamientos sobre cómo debía ser.

Y entonces ¿cómo iba a relacionarme con otros? ¿Cómo funciona ésto? Si no coincido con lo que los otros quieren y esperan que suceda, para sentir que por eso es que los quiero o que por eso es que me importan. Si eso cambió para mí, pero para ellos no ¿cómo iba a llevar mis relaciones? No van a aceptar mis formas. ¿Quién aceptaría mis formas?

Si los quiero. Me importan. Los amo. Pero no les llamo cada día que ellos esperan, o en el lapso que a ellos les gustaría. Puedo no verlos por periodos, sin problema. Puedo estar sóla. Quiero estar sola muchas veces. Si no me enojo si algo hicieron mal, según ellos. Si no soy lo que esperan y se quejan de eso. ¿Cómo es que se demuestra afecto o interés?

Y así. Preguntas. Mas ideas. Cosas en la cabeza. Pensamientos viejos y nuevos dando vueltas.

Y si no hay culpa, enojo, quejas, remordimiento, rencores, resentimientos, exigencias, reglas. ¿Cómo funcionaría?

La cosa es que pensé que entonces no sentía eso y que dejaría de sentir si seguía así. Dejaría de sentir todo por completo.

Me puse a pensar ¿para qué estar aquí? ¿Para qué seguir en este plano? No siento deudas aquí. No siento deber nada. No siento nada por cumplir. No siento nada que me falte por hacer.

¿Por qué? ¿Casarme? ¿Hijos? ¿Crear un imperio?¿Ganar más dinero?¿Comprar más cosas? ¿Hacer más cosas? ¿Tener un cuerpazo? ¿Ser más bonita? ¿Ser más lista? ¿Viajar? ¿Conocer más personas? y le podemos agregar mil cosas a la lista por hacer.

Sí. ¿Para qué? ¿Por qué? ¿Quién quiere? ¿Quién lo dice? ¿Y mi libre albedrío? Y si siento que ya fue suficiente. Que todo está bien así. Que fui e hice lo que quise. Que ya estoy lista. Que disfrute y aprendí suficiente.

La gente dice: Esas ideas son depresivas, algo tienes mal.

¿Las preguntas existenciales son depresivas ? ¿o sufrir por esas preguntas es depresivo? ¿No es depresivo temerle a esas preguntas? ¿No es depresivo preguntarte quien va a sufrir si no estas? ¿Qué pendientes dejas? ¿Qué te faltó? ¿Qué más tenías qué hacer?

¿Y si ya aprendiste de amor, de nobleza, de respeto, de paz, de humildad, de empatía, de alegría, de tristeza, de fortaleza, de felicidad? Y si ya las valoraste, ya las tuviste, ya las experimentaste.

¿No es egocentrismo, codicia, gula querer siempre más? No te empachas de tu pasta favorita sólo por que la tienes ahí a la mano ¿Cierto? En algún momento estás saciado. Como aquélla vez que leí como 30 libros en un mes. Quería mucho más y sentía hambre de letras. Pero llegó uno que cerré y dije: Es suficiente. Me siento satisfecha.

¿Qué tal si ya estoy satisfecha? ¿Está muy mal?

Me dijeron que no debo ser la única con todo eso en la mente. Así como no somos los únicos en nada.

Un problema es sufrir por no tener quien te escuche. No tener quién acompañe sin juzgar. Que no haya quien entienda que nuestros pensamientos son tan diversos que no por eso eres un “enfermo”.

Pensar, cuestionarte, experimentar no es malo. Ser diferente de la mayoría o pensar diferente de la mayoría a tu alrededor no te hace “raro” “enfermo” “insano”. Es insano y enfermo y raro pensar que es así y no abrirse a comprender que la diversidad es lo más humano del mundo.

Me dijeron: Escribe. Debe haber más de una persona que siente cosas como tú por ahí y que no encuentra a alguien más con quien coincidir y que puede volverse loco dentro de su pensamiento sin poder compartirlo.

Porque sí. Una de las cosas importantes del ser humano es compartir. Ser parte de algo. Ser parte de este universo en su diversidad.

Yo dije: ¿Y si ya no quiero estar aquí? Si ya no quiero jugar a encajar. Si no lo necesito. ¿Y si quiero irme y despertar siendo aire, siendo una piedra, siendo luz, siendo polvo de estrellas?

Y si quiero experimentar ser otra cosa. Si ya quiero vivir otras cosas. ¿Y si ya fue suficiente de estar en éste cuerpo?

Soñé por muchos días que ésta vida era un juego de video, un juego de mesa. Con todos nosotros como jugadores, el escenario y los puntajes, donde vas a llegar a una meta. ¿Es así?

Pero sí siento las cosas buenas. Es que no sentir las cosas negativas como toda la vida las has sentido y haberlas tumbado y verte sin eso que cargaste tanto tiempo hace sentir vacío y desolación y miedo. Porque ahora toca reconstruir basándote en otras cosas, en otras ideas. Se siente desolación no sentir lo que te movió por tanto tiempo.

Ver la existencia de los buenos sentimientos como el amor, aunque sea diferente al que esperan. La alegría, la felicidad del modo que sea que la experimentes. Eso es sentir. No estas vacío. Sólo soltaste cargas que no necesitas.

Dije: Voy a escribir un libro donde despierto siendo polvo de estrellas. ¿Qué tal?

Porque eso me queda. Imaginar. Y eso, es uno de los enormes placeres de ser un ser humano. Tener nuestra mente, imaginar, pensar, vivir por ese medio cualquier cosa que queramos. Ser lo que queramos ser.

Podemos reinventarnos. Eso nos queda. Eso vale. Eso es inmenso y extraordinario.

Y no está mal pensar, ni cuestionarte lo que quieras. Ni imaginar. Ni dejar de ser lo que esperan y lo que otros quieren. En tu mente todo se puede construir.

¿Los demás qué? Si te creen loco, pues okay. Somos los locos. ¿Y qué?

De todas formas quiero ser polvo de estrellas. Y descubrí que por dentro realmente lo soy.

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7 comentarios

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